El nuevo orden mundial basado en la apertura de mercados internacionales impone rápidas y constantes transformaciones a las sociedades en los escenarios políticos, económicos, sociales, científicos, tecnológicos, culturales y educativos. Educar desde esta perspectiva implica la necesidad de reformular y orientar las funciones del quehacer educativo encaminadas al aprendizaje permanente. La reformulación de planes y programas de estudio, las prácticas académicas de las instituciones y los procesos de actualización docente son realidades de los contextos actuales.